jueves, 26 de noviembre de 2009

Contradicción

Te digo que el tiempo cura todas las heridas y que aquellas que son viejas, nos laceraran con el tiempo el estómago, el colón y la vida pero que no serán heridas mortales, porque la mortalidad nos llegará tarde o temprano, contigo o sin mí, o viceversa, o a la inversa, da igual.

Reniegas, te callas, mueves la cabeza, me miras. Silencio. Todo se ha vuelto silencio. Nos hemos acostumbrado a la dulce inercia de no decir nada y fingir que nada pasa, porque así pasa menos. Es dulce, aunque genera punzadas que se vuelven enojos y los enojos indiferencia.

Te digo que el tiempo no cura ni madres, que aun me siguen doliendo la indiferencia paterna, la bruma materna, la hostilidad de mi hermano y el refugio casi equívoco de mi hermana. No sé que estoy diciendo, quiero matar el silencio, odio el silencio. Me miras esperando que en mi monólogo me conteste a mí misma y puedas olvidarte de la respuesta. Lo olvido. No sé de qué estamos hablando. Sigo creyendo que no quepo en tu estructura. Tú no concibes la mía.

Me buscas, acaricias mi cintura, aprietas mi cuerpo contra el tuyo y yo no siento nada. Te desesperas. Te arremolinas entre mi pecho, succionas un seno, acaricias el otro. Cierro mis ojos. Pronto nos perdemos en la vorágine de estar y no estar. De odiarnos y de querer rescatar lo que alguna vez hubo. Terminas dentro de mí, mis uñas te han dejado marcas en tu espalda y tu tímpano ha quedado inservible. Pronto nos quedamos dormidos. Tú en tu lado, yo en el mío, como dos desconocidos.

3 comentarios:

  1. time after time, si no haces un reacomodo, mi querida...

    ResponderEliminar
  2. y sino, la vida reacomoda y tú te creas la fantasía de que tú llevas las riendas

    ResponderEliminar
  3. Pues, si lo dices tu, asi no mas es. Cómo llevarte lo contraria?. Donde andas corazón?

    ResponderEliminar

emmamogador@gmail.com