viernes, 6 de noviembre de 2009

Maldito sistema

Quien sabe cómo fue, no lo recuerdo y para ser sincera, ni me interesa. Sólo sé que en quinto de primaria la mamá de mi novio, -que iba en sexto, sí siempre me han gustado más los grandes- fue a darnos una clase de educación sexual… cristiana.
Ahí estaban: un hombre y una mujer, llenos de caras querubinas, cuerpos regordetes, sonrisa de ángel y dándose besitos de piquito en una cama. Ese día supe que el pene se erectaba y que la mujer lo recibía. ¡Ah jijo! Pensé… “No así yo no juego”.
Luego, en secundaria, mi mejor amiga, se iba a ver películas porno a casa de su nueva compañera de banca. (Yo iba a otra escuela pública lejos, lejos) y me contaba todo lo que veía. Dos o tres veces me tocó ver cómo, al comer salchicha ella vomitaba. Ja ja ja.

Me daba un poco de pena no saber, así que algunas veces fui a ver películas con ellas pero, siempre pensé: “Ah, no, yo quiero acción”. Y realmente quería acción, no quería que me contarán, quería saber. Sin embargo, en secundaria estaba cañón encontrar a alguien, realmente estaba cañón. Me miraban raro.

Me hice “novia” de un pelafustán de de 19 años, yo tendría 13, fuimos a un parque y me acarició los senos. No sentí nada. Después, tuve otro novio de 16, a él fue al que le mentí y le fingí la respiración agitada. Estaba decepcionada.

En preparatoria, después de varios intentos fallidos, me hice novia del mejor amigo que ha tenido mi clítoris. Hicimos de todo, menos penetración. He de pecar de habladora pero, de verdad que hacíamos de todo y yo seguía virgen. Me lamentaba su formación católica porque miren que yo le rogaba. Cuando cumplió 18 años, le quise regalar mi v virginidad pero él, era medio bruto esa es la verdad. Hizo como que entraba pero no entraba y siendo honesta, me dolieron mucho sus intentos, era un sope.

Hoy amanecimos con mucho frío, no quería levantarme, me acurruqué a él, nos abrazamos por un largo rato echándonos la pelotita para ver quien se levantaba primero mientras nuestras manos se hundían en nuestros cuerpos. Mi hija se nos encimó a los dos, nos apartamos para que ella se metiera entre nosotros. Nos levantamos tarde, desayunamos rápido y le dijimos que si llegaba tarde ella firmaba el retardo. Nos mandó a volar. Tenía razón.

Me cuesta trabajo aceptar que es bien difícil tener una vida sexual plena cuando hay una gorda de 5 años. Me siento como al inicio, pidiendo más, queriendo sentir más, sólo que esta vez el tiempo es quien no nos deja. Maldito sistema.

5 comentarios:

  1. Se mucho de eso. Tuve dos gordetas y un gordete, y la intimidad pasó a ser una necesidad absolutamente esquiva, urgente y clandestina. Me divorcié. Cuando la encuentre a ella (sanz dixit) quiero amarla en paz, con la ventana abierta y absolutamente dueños del tiempo. Me gusta tu saber decir. Abrazos

    ResponderEliminar
  2. ji, bueno, mi querida Emma, hace muy muy poco, una amiga querida me recordó que siempre queda la ducha y el placer autónomo...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. ushhh! entonces disfrutaré mi tiempo libre, como dicen: "a darle vuelo a la hilacha" jojo ;)

    ResponderEliminar
  4. Mientras llego a esa etapa hay que seguir disfrutando... aunque a vces cuando puedes no hay y cuando no puedes sobra no? jaja

    ResponderEliminar

emmamogador@gmail.com