lunes, 16 de noviembre de 2009

La inspiración

Hace unos días leí que Joaquín Sabina había declarado a la prensa española que como estaba inmensamente feliz, se le había ido la inspiración (o algo por el estilo) y yo pensaba en que, seguro yo era muy afortunada, porque aunque me sentía feliz estaba siendo productiva en la SOGEM, vaya, nada para publicar pero, si que hace trabajar la mente.

He estado inmersa los últimos meses en diversos cambios a los que no estoy acostumbrada: el cambio de ciudad, el cambio de actitud hacia mi madre, el cambio de actitud hacia las relaciones amistosas, el enclaustramiento entre las letras, los libros y el entusiasmo en ser buena alumna. También comencé a creer que la rutina que él y yo estábamos replanteando era buena, vaya, no es fácil convivir las 24 horas con alguien y con él era demasiado fácil, fluido y bastante cómodo. De repente sentí que estaba siendo codependiente y no me gustó. Quizá fue eso. Aunque no lo sé de cierto. Busqué mirar otras cosas donde pudiera vivir sin él.

Entonces, la debacle vino… comenzaron a olvidárseme las cosas, dejó de entusiasmarme el jugar a la casita, me recluí entre la pantalla y la apatía y aunque físicamente estaba presente, mi mente estaba lejos. Las emociones emergieron abruptamente.

Yo no sé si la inspiración haya regresado a mí, lo que sí tengo seguro es que, todo el tiempo estoy pensando cosas, escribiendo viñetas mentales, imaginando espacios y lugares, frases y abrazos, momentos y canciones, poemas y tristezas. Todo en mi mente. Mientras tanto, la vida se me pasa, la voz de mi hija de repente me llama y ante todos, me consuelo diciendo que es porque él está lejos. Mañana regresa, y entonces, aunque no queramos, regresaremos a un estado en el que nos veremos poco, nos hablaremos mucho, nos diremos proyectos y planes y yo no sé si podré estar aquí con él con la entereza que se requiere, porque he dejado de ser feliz y me ha llegado la inspiración.

4 comentarios:

  1. Bienvenida al club, mi querida y admirada elucubradora. Ahora si te mando un beso

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  2. gracias por el beso! yo te mando otro!
    ¿Al club de los infelices?

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  3. Espero que no sea solo de eso, pero de esa sensacion que dices, yo la estoy sintiendo igual que tu. tal cual

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  4. La inspiración no debiera ser rémora de la tristeza ni venir montada de caballito sobre la angustia y la insatisfacción. Pero si Freud no se equivoca el ser humano seguirá eternamente sublimando, transformando la energía de sus pulsiones negativas hacia creaciones que si no lo sanan al menos lo consuelan.
    Supongo que existen los artistas felices que no tienen que cortarse la oreja, perderse en alcohol o llorarle al padre represor para ser geniales. Salud por ellos. Salud por tí.

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emmamogador@gmail.com