lunes, 9 de noviembre de 2009

El alcohol

No me llevo bien con el alcohol. Ni siquiera cuando se trata de alcohol para desinfectar una herida, siempre salgo corriendo y pueden pasar días enteros sin que salga de ese lugar si hay una herida que esté a punto de infectarse y el alcohol aceche. Le tengo miedo. Ja.

Mis papás no toman, son aburridos y cuando yo tenía 11 años tomé mi primera cerveza, me dio asco. No le vi sentido. Es más, mi mejor amiga a la que le encanta la cerveza, hasta la fecha sigue pidiéndome que me emborrache con ella. No lo hago porque si no, nadie la cuidaría en sus desvaríos.

Supe que era enemiga del alcohol cuando después de un vaso de vodka me hice novia del hombre más estúpido que he conocido en toda mi vida. Y lo confirmé cuando con una cerveza le pedí un autógrafo a mi mejor amigo haciendo el típico “te quiero muchoooooooooooooo…”

Después, me tomé una cerveza con una compañera de trabajo, poco después llegó él y como si no lo hubiera visto en años, le grité: “Te amooo un chingooooooooo” dos segundos después, me caí. Volví a caerme después de tomarme dos cervezas con otros compañeros de trabajo, él llegó por mí y al saludarlo me caí enfrente de todos los “viene viene”.

La última vez fui a “Tierra de vinos” para tratar de revivir la pasión escondida en la rutina de vivir juntos por más de 3 años. Nos ofrecieron una “copita” de vino espumoso y antes del plato principal estaba arrastrándome por la mesa para hablar quedito y nadie lo notara, claro, todos lo notaron. Dos semanas después supe de mi hipotensión.

1 comentario:

  1. jajajajajaj, upssss. Bueno, algún motivo tenia que haber, pero nada que no pueda controlarse hoy en dia. Un beso

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emmamogador@gmail.com