jueves, 5 de noviembre de 2009

Regresando con quejas

Siempre he leído a destiempo. Por ejemplo, he comenzado a leer cuentos infantiles ahora que mi hija me lo pide, de niña nunca lo hice. La decepción de que la fantasía era solo fantasía me hizo temerle durante muchos años. Ya por medio de Sabina, les comenté que me he reconciliado con ese género gracias a Guillermo del Toro y por supuesto a mi hija.

El primer libro que leí fue “Los Hijos de Sánchez” después me encontré con Milán Kundera y éste me llevo a leer a Sartre, Camus y Simone de Beavouir. Me costó trabajo entrarle a la literatura latinoamericana, especialmente cuando me hacían leer a Juan Sánchez Andraka y a Carlos Cuauhtémoc Sánchez (bendita escuela pública) luego ya me hice fan de Rulfo (aunque Jaud le huya) García Márquez, Borges, Cortázar, Ibargüengoitia, etc.

Antes de entrar a la universidad, encontré a Rius, y estaba tan atrasada en noticias que creí en el comunismo, en el socialismo y en la revolución cubana contemporánea. Claro que usé al Che Guevara en mis playeras, pensé que Marx era el único dogma válido y que la religión era el opio. Afortunadamente ingresé a la universidad y con ello, a la vida adulta. Entonces, la vida dejó de ser de color de rosa, y los dogmas fueron dogmas, como todos.

Estos días he estado atenta a las famosas decisiones del legislativo, del paquete fiscal, de la elección del Ombudsman, de los bebés vendidos, de los delincuentes zzz, de las autoridades haciendo teatros, de los funcionarios muertos, de los periodistas que mueren ante la indiferencia, de las rabietas, de las desesperanzas, etc. Me he sentido deprimida, a pesar de que todos los días me digo a mí misma que cuando más oscuro está es porque ya va a amanecer (sí, mis consejos de auto-superación personal instantáneos) y cierro la boca, abro los ojos y respiro profundo. Entonces, volteo a la literatura y me doy cuenta que es como que casi, casi lo mismo.

Leo por todos lados verdades absolutas, masturbaciones mentales, aspiraciones a genialidades fallidas, alabanzas a los que tienen poder literario, poco análisis, etc. Leo gente que dice que trabaja desde su trinchera, a quienes ningunean a quienes no son apadrinados por gente famosa, y de esfuerzos monumentales que activan a grupos que me parece están atomizados pero que poco a poco avanzan.

Sin embargo casi no leo-escucho de una intención por unir fuerzas, por dejar de pertenecer a un bando y de hacerle frente a una cultura que nos necesita a todas y todos. ¿Lograremos alguna vez dejar nuestros egos a un lado, y pensar en el bien común, o eso es cosa del pasado, como cuando se creía en un comunismo político y económico? ¿Acaso es que en realidad no he dejado de ser dogmática y sigo creyendo en las utopías? Leo a destiempo, pero leo, creo a tiempo, pero me estoy cansando.

5 comentarios:

  1. A veces existe una necesidad enfermiza (?) de abrazar la ingenuidad y creer a destiempo. Y sabes? creo que es la única pataleta que realmente vale la pena mantener.

    Pensé que leyendo a Emma, me iba a quedar un gustito a los heterónimos de Pessoa. Para mi sorpresa, sigo leyendo a Sabina, con una hija de accesorio, pero sigue siendo Sabina.

    Saludos.-

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  2. bueno, realmente al querer parecerme a Pessoa estaría aspirando a tener una enfermedad mental, para mi desgracia creo que estoy bastante cuerda.

    No sé si sea reproche, quizá lo sea. ¿Lo es? La única diferencia entre Sabina y yo posiblemente sea ninguna, más que el hecho de aceptar que soy yo y nada más.

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  3. Ah, que bendito placer matutino leer esto. Mmmmmmm lo degusto, time after time. Sabes por que deje de leer caballo de troya y no pasé del primero?, porque estaba totalmente enganchado, y yo, habitante sosegado de las nubes, no podia aceptar que fuese ficción. Mira que estoy leyendo a Rulfo, pero como si fuera el libro coquito (primer libro de lectura de primaria, sílaba por sílaba). Con la disculpa de tu pareja, TE AMOOOOOO.

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  4. No necesariamente una enfermedad mental, si no que una hipersensibilidad desbordada. O por lo menos yo lo veo así... o es mmm como "Cuando Nietzsche Lloró"... dramas de espíritus superiores, demasiado embobados por una capacidad cuasi mística de disociación.

    No es reproche, pero por alguna extraña razón, creía en Sabina, sabiendo de antemano que era un "personaje ficticio". Ella (tú) tenía "demasiada" alma y quedé estúpidamente encariñada con ella (¿acaso existe otro calificativo para expresar cariño? ... soy experta en andar aturdida xD).

    Creí que odiaría a Emma por ser sumamente distinta a la anteriormente mencionada. No fue así. Sin embargo, perdí aquel enamoramiento cuando Sabina dejó de hablarte y me resigné a su partida, viví el duelo y sus 5 desconcertantes etapas.

    Simplemente, me manifiesto con un sabor de boca extraño al leer otra invención no inventada de un personaje consecutivo a la pantalla.

    Saludos Cordiales.-

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  5. Y me encanta que sigas manifestandote, siempre me ha gustado tocar el vaso comunicante que me llevó a tí.
    Un beso

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emmamogador@gmail.com